Hola a todos. Hoy vamos a hablar de la tarea 1 de la prueba oral del examen DELE C1.

Esta tarea del examen oral  del DELE C1 consiste en realizar una presentación (monólogo breve), preparada con antelación. El candidato puede elegir entre dos opciones antes de preparar la tarea. El candidato dispone de 20 minutos de preparación previa para las tareas 1 y 2, en los que puede tomar notas y hacer un esquema que puede consultar durante la prueba. La presentación debe durar entre 3 y 5 minutos. El examinador no intervendrá en esta tarea.  En esta tarea se evalúa la capacidad del candidato para comprender información de textos extensos y complejos con el fin de transferirla en un resumen y valorar el texto de forma justificada. Los textos que se ofrecen suelen ser de unas 800 palabras.

Los textos de los que hay que hablar en esta tarea 1, suelen ser textos relativos al ámbito público, educativo o profesional. Es decir, estos textos pueden tratar de temas muy variados como el medio ambiente, la educación, temas de ética y valores, temas médicos, temas de tecnología o ciencia, temas laborales, entre otros.

Lo que se pide en esta tarea con respecto al texto es:

  • Hablar del tema central 
  • Hablar de las ideas principales y secundarias
  • Comentar sobre las ideas personales
  • Mencionar la intención del autor, si procede 

Vamos a mostrar un ejemplo de la tarea 1 de la prueba oral del DELE C1, hablando de un texto sobre la moda sostenible, adaptado de https://www.bbva.com 

Texto: Qué es y cómo reconocer la moda sostenible: conviviendo con el planeta

“En el mundo se fabrican más de 5.000 millones de prendas vaqueras al año. Confeccionar cada pieza require unos 7.500 litros de agua. Solo para dar a unos vaqueros ese aspecto desgastado y roto, tan de moda hoy, se utilizan cientos de litros de agua y agentes químicos.  Para darle la vuelta a esta tendencia, consumidores de los cinco continentes han comenzado a demandar una industria de la moda más sostenible y ética. Junto a sus demandas se ha alzado la voz de organizaciones y movimientos, y han aparecido numerosas iniciativas de producción y venta de moda sostenible y ropa de comercio justo.  

Ya tenemos varios ejemplos de confección sostenible en el mundo. Por ejemplo, la empresa española Jeanología decidió sustituir estos métodos de ‘lavado’ y ‘rotura’ de pantalones por técnicas de láser y gas ozono. Suavizar las telas vaqueras podía ser más sostenible. Y lo hicieron. Además, esta compañía redujo, de cien a cinco, los litros de agua utilizados en la última fase de fabricación. Trabajan para todas las grandes marcas de vaqueros y su tecnología es aplicada por fabricantes de India, México, Marruecos o Bangladesh.

Si se trata de aplicar la filosofía de residuo cero, en América Latina destacan iniciativas como la de la firma mexicana Eilean Brand,  que mantiene seis líneas con tejidos sostenibles: lino de bambú, algodón reintegrado, jerséis regenerados, mermas textiles, algodón certificado de ahorro de energía y agua, y cáñamo orgánico.

Son solo unas pocas buenas prácticas para dar un giro al paradigma que ha dominado en el mundo de la moda. Durante las últimas décadas, se había fomentado una cultura de usar y tirar con un impacto profundo en el planeta a nivel medioambiental, social y económico.  De acuerdo con la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y produce más emisiones de dióxido de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. Está, además, detrás de una gran cantidad de casos de trabajo esclavo.

A la hora de hacer la industria de la moda más sostenible entran en juego numerosos factores, que van desde la extracción de las materias primas hasta la gestión de los residuos, sin olvidar los procesos de fabricación y distribución de las prendas. Todos estos eslabones de la cadena tienen su correspondiente huella ecológica,lo que hace complicado medir con precisión el impacto medioambiental de cada prenda.

No todos los procesos y materiales tienen los mismos efectos sobre el medio. Para entender estas diferencias, es necesario tener en cuenta que las fibras con las que se elabora nuestra ropa se dividen en tres grandes categorías: naturales, sintéticas y artificiales. Las primeras se extraen de animales o vegetales. Son el algodón, la lana, el lino o el cáñamo, por ejemplo. Las segundas se elaboran con materias primas procedentes del petróleo, por lo que su producción resulta, en principio, mucho menos sostenible. Algunos ejemplos son el nailon y la licra. Por último, las artificiales son las fibras de origen natural que han sido sometidas a una transformación, como el rayón o la viscosa.

“No es una verdad absoluta, y existen excepciones, pero por lo general los materiales son más sostenibles cuanto más naturales sean”, explica Sònia Flotats. Sin embargo, y de acuerdo con la experta en moda sostenible, para determinar la sostenibilidad de un tejido hay que tener en cuenta más factores, como su cultivo y extracción, la forma de procesado y su reciclabilidad. Para reducir el nivel de impacto, la moda sostenible apuesta por cultivos ecológicos y por técnicas de procesado mecánicas o tradicionales. Esto marca grandes diferencias cuando se trata de fibras como el algodón o el cáñamo. Este último tiene un impacto medioambiental bajo si se procesa con un sistema mecánico, pero muy alto si se opta por los químicos, por ejemplo.

Al hablar de sostenibilidad, se escucha muy a menudo la premisa de que el artículo más sostenible es aquel que ya está en el mercado. Llevada al ámbito de la moda, se puede afirmar que en muchas ocasiones es más respetuoso reciclar un tejido que fabricar uno nuevo. Por consiguiente, los materiales textiles más sostenibles suelen ser los de fibras naturales recicladas. “El algodón ecológico o reciclado, la lana reciclada, el lino y el cáñamo si la extracción se ha hecho de forma tradicional y con bajo impacto”, enumera Flotats.

El reciclaje puede favorecer también que, en algunas ocasiones, las prendas sintéticas resulten más interesantes que las naturales. Por lo general, las prendas sintéticas no son sostenibles, pero al reciclarse se integran en la economía circular y su impacto se reduce. Se trata de un derivado del plástico que ya existe. Así que, como mínimo, démosle el máximo uso posible. ¿Qué es más sostenible, un algodón ecológico o un poliéster reciclado? Se tienen que analizar todos los elementos que han impactado en su proceso de creación, y puede sorprender el resultado.

La industria de la moda ha fomentado un sistema de consumo de usar y tirar que es, además, un reflejo de las diferencias sociales a nivel global. El mundo se divide entre sociedades ricas, que estrenan prendas de forma casi continuada, y sociedades pobres, encargadas de extraer fibras, procesar materiales y coser prendas en condiciones precarias. Los habitantes de estos países pobres o emergentes se enfrentan muchas veces también al desafío de gestionar el último eslabón de la cadena: los desechos. Aunque se intenta evitar con regulaciones cada vez más serias, muchos estados occidentales envían sus desechos a los países en vías de desarrollo. Y, en el caso de la moda, las cifras son significativas: se calcula que cada segundo que pasa se entierra en el mundo una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.

Para luchar contra esta realidad, durante las últimas décadas ha cobrado cada vez más fuerza el movimiento ‘slow fashion’. “Este movimiento invita a frenar este ritmo de consumo”, explica Carmela Serantes, creadora de The Goood Shop, plataforma online especializada en productos de moda, accesorios y decoración elaborados de forma ética, sostenible y local. Nos recuerda que no es necesario tener prendas nuevas cada semana y nos invita a no consumir tanto, para consumir mejor.”

Posible presentación: 

Este texto nos plantea un tema que nos concierne a todos: el cuidado del planeta mediante la moda sostenible.

El texto se centra en los daños que la llamada “fast fashion” está causando en el mundo, y en como la moda sostenible (o slow fashion), puede contrarrestar sus malos efectos apostando por la sostenibilidad. De hecho, ya hay varias empresas en el mundo que abogan por este tipo de moda.

El autor del texto comienza hablando de como, la confección de prendas tan comunes como por ejemplo los vaqueros, requiere de una gran cantidad de agua y agentes químicos (las cifras son, de hecho, alarmantes), lo que afecta de manera muy negativa a nuestro planeta. Esto ocurre con muchas prendas que consumimos. Por ello, los consumidores de diferentes puntos del globo, al ser conscientes de esto, han comenzado a pedir una moda más sostenible y ética a las empresas dedicadas a la moda.

Algunas empresas están respondiendo a esta necesidad imperiosa del planeta y de los consumidores ofreciendo una moda más sostenible y ecológica, lo que es esperanzador. Es el caso de empresas como Jeanología en España, y Eilean Brand en México, entre otras.

El autor del texto continúa mencionando algunos de los factores a tener en cuenta para producir una moda más sostenible. Uno de ellos sería el tipo de material usado. En general, pensamos que los tejidos naturales como el algodón son más sostenibles que los sintéticos como el poliéster, y esto es verdad hasta cierto punto ya que es necesario tener en cuenta otros factores como su cultivo y extracción, la forma de procesado y su reciclabilidad. Es decir, si un material es natural, pero requiere un procesamiento con muchos químicos, no va a ser entonces tan sostenible. Por regla general, hay que apostar por cultivos ecológicos y por técnicas de procesado mecánicas o tradicionales, para que el material natural sea realmente ecológico. La reciclabilidad también es un punto a tener en cuenta: si un material es sintético y ya está en el mercado, pero es reciclable, quizá pueda ser sostenible, e incluso más sostenible que crear un tejido nuevo natural con unos procesos de cultivo no muy ecológicos.

Otro de los puntos interesantes que señala el autor es que la moda rápida es una moda de usar y tirar, algo que siempre han fomentado las firmas de moda no sostenibles; y esto, desgraciadamente, es algo que ha creado una mayor división entre los ricos que compran constantemente y los pobres que tienen que no pueden permitirse este lujo, y además tienen que extraer fibras y coser la ropa en unas condiciones pésimas. Además los países ricos envían cantidades alarmantes de desechos, también de la industria de la moda, a los países más pobres, y esto agrava el problema en dichos países.

Para concluir, el autor nos recuerda que no tenemos que consumir tanto sino consumir de manera más inteligente abogando por una moda más ecológica. ¿No es así como cada uno podemos poner nuestro granito de arena para el cuidado del planeta y para reducir la brecha entre ricos y pobres?.

Consejos: En la prueba oral del DELE C1  se evalúan principalmente 4 aspectos: 

  • La coherencia: usa conectores adecuados que den cohesión al texto y sigue un hilo y estructura interna lógicos.
  • El alcance (riqueza y precisión el el vocabulario): usa vocabulario rico, y preciso adecuado a este nivel, adecuándote siempre al registro formal o informal, según el caso. 
  • La corrección gramatical: estamos en el nivel C1, y este nivel requiere un grado de corrección gramatical muy alto. No puedes hacer errores tontos de conjugación por ejemplo. Se espera un buen uso de las preposiciones, de los pronombres, del subjuntivo, de las perífrasis verbales, entre otros. 
  • La fluidez: no tienes que hablar a toda pastilla, pero tampoco hacer pausas innecesarias. Habla de manera normal sin prisas, pero sin esas pausas que no haría un nativo. 

 


Esperamos que esta entrada para practicar la tarea q de la prueba oral del DELE C1 te haya ayudado. Puedes preguntar tus dudas en los comentarios. Puedes también practicar esta tarea del examen oral de DELE C1 con tu profesor de español.

Aquí tienes una guía del examen DELE C1 completo.

Aquí tienes más actividades para practicar el examen DELE C1.

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